Germán Marín
Nació en Santiago de Chile en 1934. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. De vuelta a su país trabajó como periodista y ejerció actividades editoriales. En 1973 publicó la novela Fuegos Artificiales y, después del golpe militar, debió viajar al exilio. En 1975 publicó en México el libro gráfico Chile o muerte y, al año siguiente, la investigación Una historia fantástica y calculada. En 1976 se estableció en Barcelona. Ha publicado desde su vuelta a Chile Círculo vicioso, El palacio de la risa, Cien águilas. Es autor además de El circo en llamas, edición de la obra crítica del poeta Enrique Lihn.
Sus obras son de gran fuerza y de un carácter reconocidamente polémico, Germán Marín ha transitado por la literatura como lo ha hecho por la vida, de manera franca y frontal. En sus obras, críticas y artículos, ha dejado la impronta de una escritura directa, a la vez que intensa y no exenta de riesgos, tanto estilísticos como vitales y políticos.
Alejado de las convenciones de lo políticamente correcto, Marín es, como señala el académico de la Universidad de Concepción Mario Rodríguez, “uno de los narradores chilenos que presenta en la actualidad una de las obras más logradas, sugerentes e interesantes de la narrativa chilena de fin de siglo y comienzos del actual”.
Pese al halo conflictivo que lo envuelve, la obra de Marín despierta el interés y los elogios de críticos como Camilo Marks y Álvaro Bisama, que ven una propuesta estilística sólida y una densidad escritural no muy común en la narrativa chilena. El proyecto literario de Germán Marín posee un fuerte anclaje en los resquicios de la memoria individual y colectiva, constituyendo en sí una verdadera reescritura de la historia nacional reciente, que devuelve la politicidad del texto a lo cotidiano del lector. Así sucede tanto en proyectos de largo aliento, como la trilogía Historia de una absolución familiar, compuesta por sus novelas Círculo vicioso, Las cien águilas y La ola muerta; pero también en sus conjuntos de relatos, como Conversaciones para solitarios, o novelas como Ídola y El Palacio de la Risa.
Aunque difícilmente encasillable en generaciones o corrientes, Marín se vincula en cierto modo con el fuerte tronco de la tradición de narrativa social chilena que encarnó en autores como Manuel Rojas y, más tarde, en la Generación Literaria de 1938, con nombres como Carlos Droguett, Fernando Alegría y Nicomedes Guzmán. Marín, sin embargo, lo hace desde una perspectiva de reescritura y rescate mucho más marcada por las secuelas de la derrota, que vivió en carne propia tras partir al exilio luego del golpe de Estado de 1973, como gran parte de la Generación Literaria de 1950.
Fuente: Memoria Chilena